En la situación actual de incertidumbre, muchas empresas han visto cómo sus negocios cambiaban drásticamente, teniendo que adaptarse a las circunstancias y los clientes, en algunos casos teniendo que comenzar una nueva línea de actividad. Estas nuevas actividades pueden surgir como una forma de ganar cuota de mercado para mejorar su posición competitiva, o simplemente como una forma de responder a los cambios en su propia clientela, asegurando la viabilidad del negocio. En todo caso, cuando comenzamos una nueva actividad, debemos incluirla en nuestro objeto social. El objeto social de una sociedad determina el tipo de actividades que la empresa desarrolla y puede desarrollar en el futuro.
Una vez hayamos delimitado nuestro objeto social no podemos realizar ninguna actividad que esté fuera del ámbito social que hayamos descrito. Sin embargo, nuestro objeto social se puede cambiar para adaptarnos a la nueva línea de negocio.
Vamos a ver algunas de las cosas mas importantes que debemos tener en cuanta a la hora de cambiar nuestro objeto social.
La importancia del objeto social de nuestra empresa
A la hora de redactar los estatutos de una nueva sociedad mercantil, uno de los puntos más importantes es decidir y definir cuál es el objeto social de la misma. Este objeto social obliga a describir y delimitar las actividades económicas a las que se va a dedicar la empresa, tanto actualmente como las que podría desarrollar en el futuro.
Habitualmente se suele establecer uno objeto social lo suficientemente amplio para que permita futuras líneas de actividad, sin tener que modificar los estatutos de la sociedad. Es por ello por lo que hacer un ejercicio previo a la constitución de la empresa, sobre qué tipo de actividades podrían llevarse a cabo, de forma accesoria, en un futuro lejano es importante para evitar costes y trámites posteriores. Además de esto, el objeto social debe estar bien definido, ya que el Registro Mercantil puede denegar la inscripción en el mismo, obligándonos a subsanar la escritura.
Pasos para cambiar el objeto social de nuestra empresa
Lo primero que debemos tener en cuenta es que la nueva actividad debe acordarse en una junta de socios. Una vez que el cambio se apruebe, que dependerá de requisitos y el quórum establecidos en la sociedad para modificar los estatutos, podremos redactar los nuevos estatutos de la empresa y llevar esta a público (es decir, ante notario). Una vez hayamos elevado a publico estos nuevos estatutos, podremos registrar los cambio en el Registro Mercantil.
En este momento ya podemos comunicar la nueva actividad a través del modelo 036 a la Agencia Tributaria y a la Seguridad Social a través del modelo TA7. El cambio puede suponer una modificación de impuestos y cotizaciones, así como nuevas obligaciones o requisitos. Una vez hayamos realizado todos estos trámites ante la administración podremos comenzar nuestra nueva línea de actividad, con unos estatutos que nos permitan mayor flexibilidad tanto para esta nueva actividad como para nuevas actividades económicas futuras.
¿Qué implicaciones tiene la modificación de los estatutos?
Una de las implicaciones de modificar los estatutos tiene que ver con los socios que hayan votado en contra de la propuesta, que pueden no querer continuar como socios de la empresa y la sociedad está obligada a abonarles el precio de sus participaciones el capital social. Este es un derecho de los socios, ya que al modificarse las actividades que la sociedad lleva a cabo, pueden renunciar a ser socio de dicha sociedad.
Además de esta primera consecuencia, están los nuevos costes asociados, como los de Notario, Registro e Impuesto de Actividades Económicas. También los nuevos costes de seguros o las condiciones de los locales y las licencias donde se realiza la actividad.