Cuando una empresa cambia de titularidad, siempre hay cierta incertidumbre sobre el futuro de sus trabajadores. Una de las situaciones más habituales es la de la subrogación empresarial, que permite al nuevo dueño mantener la actividad con la plantilla existente. Aun así, es fácil que haya dudas sobre estos movimientos. Por eso, vamos a ver todo lo que necesitas saber sobre la subrogación empresarial en esta completa guía: qué es, su funcionamiento y tres ejemplos prácticos que nos ayudarán a comprenderlo mejor. Te adelantamos que la definición de subrogación de empresa se relaciona con un cambio de titularidad pero que se mantiene la totalidad de la empresa completa incluso el equipo humano.
Qué es la subrogación empresarial
La subrogación empresarial es el mecanismo que, ante el cambio de titularidad de una empresa, centro de trabajo o unidad productiva autónoma permite mantener las relaciones de sus empleados con ella.
Dicho en otras palabras, en lugar de crear una empresa mediante la subrogación el nuevo titular mantiene a la plantilla que había antes del traspaso. Este mecanismo obliga al nuevo empresario a conservar las relaciones laborales vigentes en lo referente a derechos laborales y de Seguridad Social de la plantilla.
Cómo funciona la subrogación de un negocio
Ambas empresas deben comunicar a los trabajadores con suficiente antelación la fecha del cambio, los datos de ambas empresas o la razón de la subrogación. Además, en esta comunicación debería especificarse el mantenimiento de las condiciones laborales, lo que también incluye la antigüedad de la relación laboral. La subrogación del negocio puede darse en cuatro supuestos:
- Transmisión de la empresa, centro de trabajo o unidad productiva autónoma: se transmiten de una empresa a otra los activos que suponen soporte suficiente para mantener la actividad empresarial.
- Cambio de contrata: la empresa A pierde una contrata referida a una actividad que se basa en la mano de obra (conserjería, limpieza, seguridad) que pasa a la empresa B. La empresa B asume una parte esencial de los trabajadores que había en la empresa A.
- Contratación pública: el pliego de condiciones puede imponer al contratista la obligación de subrogar a los trabajadores que ofrecían anteriormente el servicio.
- Cláusulas subrogatorias en el Convenio Colectivo: es una cláusula habitual en convenios de sectores como la seguridad, limpieza, hostelería, siderometalurgia, centros especiales de empleo…
En caso de que el empresario no subrogue al trabajador, este podrá reclamar una indemnización por despido improcedente. Ten en cuenta que la relación laboral no debía haberse interrumpido, y la no subrogación es equivalente al despido.
Eso sí, tendrán que darnos baja de la primera empresa para que el empresario subrogador nos de de alta. Si no lo hace, tendremos que demandar a ambas empresas y el juez será el que decida qué compañía asume las consecuencias de este despido improcedente.
3 Ejemplos de subrogación de empresa
- Transmisión de empresa: la empresa A tiene un centro de trabajo que compra la empresa B. En la operación de compra se incluyen tanto el espacio físico como los activos necesarios para mantener la actividad empresarial, es decir, los trabajadores y sus contratos. De este modo, el trabajador que hasta ahora estaba en nómina de la empresa A pasará a trabajar para la empresa B.
- Cambio de contrata: la empresa A se encarga de la limpieza en las zonas comunes de las comunidades de vecinos, pero cesa su actividad. La contrata pasa a manos de la empresa B, que se queda con los contratos de la anterior con las comunidades de propietarios, además de la plantilla.
- Contratación pública: la empresa A se ocupa del mantenimiento de parques y jardines municipales. Sin embargo, pierde el concurso para renovar la contrata a favor de la empresa B, pero el pliego de condiciones establece que se mantendrá a los empleados. Así, los trabajadores de la empresa A pasan a la empresa B en el momento en que se hace efectivo el cambio de contrata pública.