Ya hemos hablado en más de una ocasión de la noma ISO 14001, toda una referencia a escala global para la gestión ambiental a nivel empresarial. Desde su primera versión en 1996 -la última actualización data de 2015-, cada vez son más las empresas que han decidido seguir los indicadores de esta norma de carácter voluntario en la que encontramos los requisitos necesarios para la puesta en marcha de los sistemas de gestión ambiental (SGA) de una compañía para que sus acciones a favor del medio ambiente sera efectivas y eficientes.
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¿En qué consisten los sistemas de gestión ambiental?
La incorporación del medio ambiente a la gestión de la empresa es una necesidad de la que derivan los sistemas de gestión ambiental. Cuando hablamos de los sistemas de gestión ambiental lo hacemos de unos sistemas estructurados de gestión que incluyen una serie de pautas relacionadas con el medio ambiente que responden, precisamente, a esa necesidad de incorporar la protección del medio ambiente al día a día de nuestra actividad económica. Y aunque sea voluntario, cada vez son más las empresas que los adoptan.
Entre las medidas que se pueden incluir en un sistema de gestión ambiental nos encontramos con la propia estructura de la empresa, la planificación de actividades, las responsabilidades, las prácticas, los procesos y procedimientos y los recursos con los que contamos para el desarrollo e implantación de unas políticas empresariales que nos permitan estar al día en la protección del medio ambiente. No se trata de un compromiso puntual, sino que debe ser una acción a largo plazo, que se mantenga a lo largo de los años a pesar de las diferentes situaciones por las que pasemos.
Por esa razón, el sistema de gestión ambiental no es un corsé que nos impida tomar acciones cada cierto tiempo, sino que tendremos que asegurarnos su efectividad. Por eso, en el propio SGA hay que incluir una serie de medida que nos permitan revisar su eficiencia cada cierto tiempo, como por ejemplo una auditoría ambiental, y mantener al día nuestros compromisos relacionados con la protección del medio ambiente, que al fin y al cabo es el objetivo final que persigue la adopción de un sistema de gestión ambiental.
¿Para qué sirven los SGA?
Un SGA tiene varios objetivos. El más destacado es decidir los elementos que la empresa debe tener en cuenta en materia de protección ambiental para asegurar que las actividades que lleva a cabo se realizan a partir de unos principios que garantizan la prevención y minimizan sus efectos sobre el medio ambiente. Dicho de otra forma, un sistema de gestión ambiental debería ser el elemento que determina que la actividad de una empresa no es perjudicial para el medio ambiente, e incluso lo protege.
Gracias a estas herramientas, podemos dotar de una estructura a las diferentes acciones que existen para proteger el medio ambiente dese la actividad empresarial. Así, lo que a priori podrían ser una serie de acciones aisladas o independientes se incorporan a una hoja de ruta preestablecida con la que nos aseguramos que estas medidas son efectivas y pueden supervisarse. En este sentido, la norma ISO 14001 nos ofrece las herramientas necesarias para asegurarnos del funcionamiento de las políticas ambientales de la empresa.
Muchas empresas han puesto en marcha y probado diferentes medidas para reducir el impacto de su actividad en el medio ambiente, tanto a partir de la ISO 14001 como partiendo de otros estándares, lo que nos permite contar con esos criterios aceptados en todo el mundo que utilizaremos para medir la eficiencia de las medidas que tomamos. Muchos de los problemas del medio ambiente están relacionados con la actividad económica del ser humano, y los SGA son una forma más de reducir ese daño.